Ars liberalis: El arte de la academia
El establecimiento de las primeras academias de arte durante el Renacimiento estuvo motivado por el deseo de elevar el arte, en especial la pintura y la escultura, a la categoría de disciplina liberal e intelectual, al mismo nivel que otras áreas del conocimiento humano, como, por ejemplo, la gramática y las matemáticas. La educación académica puso fin a la percepción medieval del arte como una labor manual y sin prestigio, reconociéndolo desde entonces como ars liberalis, una actividad de índole espiritual. Asimismo, promovió la adopción de normas y principios en la formación artística, como copiar las obras de grandes maestros y moldes de esculturas clásicas, y estudiar geometría, anatomía humana y los clásicos literarios.
Durante el siglo XVII, se fundaron academias de arte en las principales ciudades europeas. La Academia real de pintura y de escultura en Francia, creada en 1648 bajo el patrocinio real, fue una de las más influyentes. Esta academia estableció una jerarquía de géneros pictóricos, siendo la pintura de historiainspirada en la mitología, la biblia, la literatura y la historia clásica – la más valorada, seguida por el retrato. El arte académico, que presentó una visión idealizada de la naturaleza, también fomentó la creación de obras con acabado refinado mediante el dominio del color y la forma.
Ars liberalis: El arte de la academia resalta un conjunto de piezas de la colección del Museo de Arte de Ponce, realizadas por artistas vinculados a prestigiosas academias europeas de arte. Estas obras, que datan de los siglos XVII al XIX, ilustran cómo estos artistas siguieron los preceptos del arte académico con gran maestría.
Esta exposición es posible gracias a los fondos provistos por la Comisión Especial Conjunta sobre Fondos Legislativos para Impacto Comunitario.