La edad de oro del arte español
La colección de arte español del Museo de Arte de Ponce incluye magníficos ejemplares de pinturas y esculturas realizados en el Renacimiento y el Barroco.
Algunas de estas obras, incluyendo la Inmaculada Concepción del maestro sevillano Bartolomé Esteban Murillo, ya estaban presentes en la primera sede del Museo desde su inauguración en 1959. A través de los años, gracias al asesoramiento de figuras claves en la administración del Museo, principal entre estos el reconocido hispanista René Taylor, el acervo de obras españolas continuó creciendo. Es también significativo que, durante sus últimos años de vida, el fundador del museo, Luis A. Ferré, apoyó la adquisición de obras de arte de grandes maestros de la pintura española, entre estos Doménikos Theotokópoulos “el Greco”, Francisco de Zurbarán y Luis de Morales “el Divino”. Estos artistas pertenecen a la época que inspiró el nombre de esta exposición: La edad de oro del arte español.
Las obras que se presentan en esta exposición son el producto del desarrollo extraordinario de las artes experimentado en España durante la segunda mitad del siglo XVI y el siglo XVII. Los artistas de esta época, conocida como la “edad de oro”, lograron satisfacer la demanda de obras de tema religioso, entre las que se destacan monumentales ciclos pictóricos, retablos, imágenes devocionales para uso privado y esculturas en madera policromada, y de temas seculares, como retratos y escenas de género. Este florecimiento artístico fue fomentado principalmente por la monarquía de los Habsburgos españoles y las órdenes religiosas y demás instituciones eclesiásticas que, enmarcadas en el periodo de la Contrarreforma católica, se convirtieron en los mecenas principales en los dos centros artísticos más importantes de la Península Ibérica: Madrid y Sevilla.
Las obras del Museo de Arte de Ponce que se presentan en La edad de oro del arte español son una muestra representativa del arte de una de las épocas más fructíferas en la historia del arte. Estos artistas fueron admirados no solo por sus contemporáneos, sino también por generaciones posteriores de artistas y coleccionistas en Europa y América.